jueves, 14 de mayo de 2009

Okuribito (2008)

Aunque me gusta mucho, no me considero un conocedor de cine asiático; confundo nombres de realizadores, actores y hasta los títulos de las películas se me van con las distintas traducciones, pero ésta es una cinta que no podré olvidar.

Okuribito fue una de las agradables sorpresas que encontré en mi constante búsqueda por avances de películas futuras a mediados del año 2008 (junto con Tokyo Sonata, entre otras). La sorpresa más grande fue ver como recibía el Oscar a la Mejor Película Extranjera; eso me recordó que todavía no había tenido el placer de verla, y ahora me odio por haber esperado tantos meses teniéndola en mi colección. Digamos simplemente que es la clase de cine que yo considero IMPERDIBLE.

Lo difícil ahora será hacer una reseña un tanto imparcial que no denote la gran impresión que ha dejado en mi Okuribito.

La vida de Daigo Kobayashi (Masahiro Motoki) pierde su rumbo cuando se queda sin trabajo como cellista de una orquesta en Tokyo y se ve obligado a volver a su pintoresca ciudad natal en el norte de Japón, junto a su alegre esposa. Las cosas parecen ir por buen rumbo cuando encuentra trabajo en una empresa que "facilita viajes"; lamentablemente para el pobre Daigo, no se trata de una agencia de viajes como el creía, sino de una casa fúnebre donde él se convierte en aprendiz de "noukan", el encargado de limpiar el cadáver durante la ceremonia de preparación para el entierro o cremación. Además de tener que ocultar su nuevo trabajo de su esposa, tendrá que lidiar con un fantasma de su pasado que le atormenta al haber vuelto a su antigua casa de niñez: el padre que lo abandonó a los 6 años. El camino es duro, el dolor de las familias que él acompaña se convierte en rutina pero el verdadero arte del "noukanshi" se convierte en su verdadera vocación.

Buscando información veo que esta película tardó casi diez años en ver la luz de la producción y está basada en la novela auto-biográfica de Shinmon Aoki, "Coffinman" (El Hombre de los Ataúdes o Sepulturero); además de eso admito total ignorancia sobre el resto del elenco, director (Youjirou Takita) o demases, con la sola excepción del gran Joe Hisaishi, compositor maestro que musicaliza casi todas las películas del señor Miyazaki. Su trabajo en este caso no podría ser más perfecto: si no quieren ver la película, por lo menos consigan la banda sonora, es una obra de arte también.

Retiro lo anterior: vean la película. Se harán un gran favor.

Lobo.

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