jueves, 14 de agosto de 2008

The Maltese Falcon (1941)


El Halcón Maltés es una joya. ¡En serio! Es una estatuilla de oro con la forma de un halcón. Por supuesto, la mejor forma de describirla es simplemente invitando a todos a ver la película, considerada por los expertos una de las cintas más grandes en la historia del cine. Y con justa razón.

No sólo está protagonizada por actores de verdadero talento, es además la opera prima del señor John Huston, maestro desde el principio, sino que además contiene diálogo tan bien escrito en una historia que es tan original que es imposible no disfrutarla sin querer perderse cada segundo.

Ese debe ser uno de las principales atributos de la cinta: cada escena vale, aporta algo; no se desperdició metraje en chistes de relleno ni en escenas románticas para satisfacer a las dueñas de casa que fueran al cine; muy por el contrario, cada línea de diálogo está tan hábilmente acuñada dentro de escenas tan cuidadas que todo se aprovecha, desde los gestos al encender un cigarrillo, hasta la forma en que las sombras caen sobre el piso de la oficina.

Podría escribir demasiado sobre esta cinta y arruinar la sorpresa del final, así es que mejor me quedo callado y les dejo a todos la invitación a verla. Después de todo, es una joya, ¿verdad?

miércoles, 13 de agosto de 2008

Machuca (2004)

A pesar de que nací en Chile no soy muy adicto al Cine chileno (irónicamente, esa página en Wikipedia no contiene una entrada para esta película). De hecho, tengo Machuca en casa hace unos 3 años, pero jamás le había prestado atención, hasta el dia de ayer, cuando mi profesor de Sociología y Educación nos pidió que la viéramos para analizar ciertos aspectos sobre la educación en Chile.

Nuestro cine local goza de muy mala fama, incluso entre los chilenos, a veces por su mal gusto, a veces por caer con demasiada facilidad en la crudeza sexual (cuesta encontrar cine chileno que no use mujeres con poca ropa) y tal vez por eso la mayoría de nosotros preferimos dejar de lado las producciones locales.

Sin embargo, Machuca es una de esas pocas películas que logró sorprenderme, por varias razones. Lo primero y más obvio es que se trata de una verdadera súper-producción, comparada con las cintas que normalmente salen de esta nación. El diseño de producción es bastante elevado, con gran atención dedicada a las cosas más necesarias (autos, música, ropa y peinados de la época) y a los detalles más pequeños que por lo general se pasan por alto (afiches, graffitti, vocabulario). Es necesario aplaudir a los realizadores de Machuca por un producto que es un verdadero logro visual, un deleite a los ojos.

Por supuesto, no es lo único que se debe aplaudir.

La historia de Chile está marcada por muchos eventos que nosotros conocemos muy bien (o creemos conocer muy bien) y que damos por sentado como "momentos históricos"; sin embargo, basta con preguntarle a algún extranjero sobre Chile y la gran mayoría dirá, sin pensarlo dos veces, que el único evento histórico que conocen sobre nuestro país es el golpe de estado del '73 que derrocó a Salvador Allende y la ascención del General Augusto Pinochet al poder. Lamentablemente es el mayor referente que los extranjeros poseen sobre nuestro Chile, y lo sé porque lo he corroborado en persona.

Machuca sucede precisamente en esa época crucial de la historia chilena, cuando el partido político en el poder era la Unidad Popular y la crisis económica tenía al pueblo extremadamente dividido. De esta división salen dos niños, de mundos y realidades diferentes, que se ven reunidos para formar parte de un experimento social: tomar a jóvenes de barrios pobres e insertarlos en un colegio privado destinado a la élite de la sociedad. El experimento fue real y muchos lograron sacar el máximo provecho a la experiencia, pero la película sucede durante los meses previos al golpe de Estado, lo que puso fin al gobierno de Allende y a los experimentos educativos de la época.

Nuestros niños en cuestión son Gonzalo Infante y Pedro Machuca, ambos interpretados por un par de niños sin experiencia en actuación, Matías Quer y Ariel Mateluna respectivamente. El director (Andrés Wood) merece un aplauso extra por haber logrado las actuaciones de estos chicos que se lucen en pantalla y roban cada escena donde aparecen. El resto de los personajes son igualmente interesantes, aunque algo uni-dimensionales: la madre socialitè, el padre progresista, la amiga rebelde, el fanático político, etcétera. Todos ellos aportan y son necesarios a la historia, pero sólo para dejar que los personajes centrales se den cuenta de lo triste y miserable de sus situaciones: uno tiene todos los recursos económicos que desea pero carece de amor familiar, el otro apenas tiene ropas para vestir, pero forma parte de un círculo de seres queridos que alimentan su espíritu. El uno le permitirá al otro adentrarse en un mundo que les era totalmente ajeno y así apreciará lo que en verdad les falta, aquello que no les permite alcanzar la felicidad.

Recomiendo esta cinta a los que no tengan miedo a ver cine chileno y especialmente a los que no tengan prejuicios políticos, ya que la historia plasmada en la cinta tiende a polarizar a los más extremos; es cierto que no es un documental y lo que se ve puede no haber sucedido exactamente de esa forma, pero creo que el trasfondo político en esta o cualquier otra cinta debe ser visto sólo como eso: un telón de fondo. En el caso de Machuca, no es la política lo que nos debería llamar la atención, sino la lección social que trata de impartir, sobre como las personas capaces de mirar al mundo con ojos de niño y alma inocente son capaces de ignorar las diferencias que los dividen para ver más allá de las apariencias, para ver lo que hay dentro de cada uno.

Lobo.

domingo, 10 de agosto de 2008

Killer Klowns from Outer Space (1988)

Lamentablemente, hay personas en este mundo que sólo ven películas de categoría Oscar, o Cannes, o Festival de Venecia; estas personas critican cualquier otra cinta que no alcance a esas altas categorías de cine arte o de producción profesional: son incapaces de sentarse a disfrutar de una película algo tonta y sin ambiciones que sólo busca darnos un buen rato.

Yo disfruto tanto de los clásicos en blanco y negro, como del cine arte y los grandes éxitos de taquilla con presupuesto multi-millonario, pero entre todas esas categorías (y muchas más) siempre hay espacio para el cine tonto, divertido y de bajo presupuesto. Bienvenidos al mundo de los Payasos Asesinos del Espacio Exterior.

Se trata de una de esas raras cintas que ha pasado a ser de culto, tanto por lo ridículo de la trama como por los bien logrados efectos no-tan-especiales, los momentos de asco (mínimos) y las breves escenas de casi-terror; y todo esto con un presupuesto de tan sólo 2 millones de dólares. Desafío a cualquiera de los "grandes" (Spielberg, Bay, Cameron, Lucas, etc.) a hacer algo tan divertido y original, de una hora y media, con ese miserable presupuesto.

La trama no puede ser más extraña: una nave espacial con forma de circo aterriza en un pequeño pueblo y sus habitantes se convierten en presa de extraterrestres carnívoros que tienen aspecto de payasos. Tenemos a una pareja que servirá de héroes, a un sheriff que no se toma en serio la amenaza (y paga las consecuencias) y a un par de idiotas que se encargan del humor con su ineptitud. Sumemos a esos ingredientes básicos una banda sonora muy 80's, los efectos no-tan-especiales que ya mencioné y ese toque bizarro que sólo el cine independiente puede permitirse usar. El resultado es una película entretenida, más divertido que horrorífica, y que de alguna manera logra quedarse en nuestro subconsciente a pesar de (o gracias a) sus falencias técnicas, de actuación o de presupuesto.

Los hermanos Chiodo (Stephen Chiodo, Charles Chiodo y Edward Chiodo) ya tienen un enorme currículum como diseñadores de efectos físicos, operadores de marionetas, creadores de personajes, escultores y otras tantas especialidades dentro del mundo de los efectos especiales pre-computadores. Ellos han ayudado a dar vida a los infames Critters, a marionetas en Team America, han esculpido figuras para los animadores de Los Simpson, para Power Rangers y han maquillado a actores para series como Monstruos. Si no eran ellos los indicados para escribir y dirigir esta obra de arte del Cine-B, entonces nadie más podía haberlo hecho.

Así es que dejen de lado su Edición Especial de Ben-Hur o la Edición Aniversario de Titanic y por una vez al menos, vean una película mal actuada, mal editada, no muy bien dirigida y sin mucha sustancia, pero que sin lugar a dudas debería estar en la colección de cualquier cinéfilo, aunque sea sólo para darnos una lección y recordarnos que con poco dinero, algo de talento y mucho entusiasmo, sí es posible hacer mal cine, del bueno.

Lobo.