A veces es divertido encontrarse con una película totalmente desconocida, sobre todo si se trata de una obra protagonizada y dirigida por uno de los más grandes entre los grandes. Así es que aprovechando el tributo a Clint Eastwood en Rango, permítanme hablarles acerca de True Crime.
Es una cinta basada en un libro y eso es todo lo que necesitan saber. O sea, el ritmo de toda la historia y la predictibilidad del final son tan obvios que el verdadero y único placer de ver esta película es averiguar cómo va a lograr Everett que le perdonen la vida al reo sentenciado injustamente a morir (por inyección letal) a sólo horas de que lo ejecuten.
La historia de este periodista mujeriego, alcohólico rehabilitado y enemigo de varios políticos es triste, dura y fácil de seguir; quizás por eso no me convencieron las pocas escenas dramáticas que tiene Clint, ya que su especialidad es ser el hombre duro y cínico.
De todos modos la película no es mala (la música sí); el mayor mérito es ver las escenas conmovedoras de un excelente Isaiah Washington, quien interpreta al reo a punto de morir; es una pena que ese buen actor haya desaparecido en el anonimato de los papeles secundarios de la televisión. Sólo por ver sus escenas, yo recomiendo esta película.
Lobo.