viernes, 25 de febrero de 2011

The Social Network (2010)


Por motivos que se escapan a mi control últimamente he estado viendo muchas películas "basadas en hechos reales". Obviamente eso quiere decir que toman elementos verídicos y los tergiversan de tal manera que al presentarlos sobre una pantalla se convierten en una historia interesante.

Es el caso de The Social Network, la historia sobre la creación de Facebook y los problemas legales que vinieron a causa de la disputa entre sus creadores y quienes los rodeaban. Según la cinta fue algo complejo y lleno de momentos dramáticos, pero según los protagonistas reales de la historia simplemente fueron largas noches comiendo pizza y varias noches de sexo con las estudiantes del campus. El drama legal y las peleas entre amigos fueron mayormente dramatizadas y exageradas porque la industria del entretemiento así lo exige.

El hecho es que Mark Zuckenberg no es un sujeto muy sociable pero sí muy inteligente; es capaz de hackear sitios de la Universidad de Harvard en estado de ebriedad y hacer enojar a su ex-novia via publicaciones en su blog, todo al mismo tiempo. De este talento informático llegamos a la idea de unos chicos ricos (es Harvard, después de todo) lo que desencadena una serie de eventos que culminarán con la creación del portal social más conocido del mundo. El problema es que al convertirse en una empresa exitosa, todos quieren recibir su rebanada del pastel.

No es un drama legal como Conviction, es una historia de jóvenes ambiciosos y soñadores que tuvieron algunas buenas ideas pero tomaron decisiones no tan inteligentes en algún momento. Algo verdaderamente rescatable es el guión, la forma en que está expuesto en la pantalla y la agilidad con que se presenta tanta información con diálogos rápidos y complejos. Al menos a mi me gusta eso, aunque para muchos será simplemente una película aburrida sobre niños ricos peleando por millones de dólares.

Lobo.

Sink the Bismarck! (1960)

La Segunda Guerra Mundial ha sido la inspiración de tantas películas que es imposible llevar la cuenta. Incluso ahora, a más de 50 años del fin del conflicto seguimos viendo producciones como The Pacific que relatan algunas de las tantas historias que se escribieron entre 1938 y 1945.

Sink the Bismarck! es una de ellas, y es una historia real. Los documentos y grabaciones que relatan la famosa orden del entonces Primer Ministro Winston Churchill fueron la inspiración para un libro (Los Últimos Nueve Días del Bismarck) que a su vez fue la inspiración para esta cinta que, si bien no es completamente fiel a los libros de historia, sí representa los hechos de manera realista y creíble.

Por el año 1960 la Real Flota Británica ya había retirado la mayoría de sus buques de guerra más viejos y en el proceso los productores de la película lograron conseguir el apoyo del Almirantazgo para usar un par de viejas naves como sets de filmación; todo ese apoyo ayuda a que la cinta se mueva dentro de varios frentes muy variados y realistas que hoy en día significarían costosas reconstrucciones. Podemos ver el cuartel de operaciones en Londres, algunas de las distintas naves que participaron en la operación Rheinübung y el puente del Bismarck donde el "villano", el Almirante Lütjens, amenza al mundo con "el buque de guerra más poderoso jamás construído". Esta debe ser la mayor falencia de la cinta, pues en su necesidad de crear a un Nazi malvado para servir de antagonista simplemente vilificaron la imagen real de un hombre que se oponía al exterminio racial y que en realidad no confiaba en la supuesta superioridad del acorazado alemán.

A pesar de ese detalle ficticio (junto con la inclusión de un Capitán Shepard, también ficticio), la historia no deja de ser interesante y la tensión se siente a la manera clásica de las antiguas películas de guerra. Me gusta la historia y el cine en blanco y negro así es que aproveché la oportunidad de verla y quedé felizmente satisfecho por una película sin fines propagandísticos que simplemente intentaba entretener con una lección de historia.

Lobo.

domingo, 20 de febrero de 2011

Unstoppable (2010)

Cuando te dicen que una película de Hollywood está basada en hechos reales ya sabes lo que eso significa: los hechos reales han sido modificados para agregar mayor emoción a la película. La mala noticia es que eso le quita realismo a la historia, pero la buena es que por lo general produce buenos resultados desde el punto de vista del entretenimiento.

Ese es el caso de Unstoppable, la quinta colaboración entre el director Tony Scott y el actor Denzel Washington, quienes logran nuevamente una historia de acción llena de emoción y suspenso cuando un tren de carga queda accidentalmente a la deriva, poniendo en riesgo la vida de miles de civiles inocentes; sólo la acción heróica de dos trabajadores del ferrocarril logra detener a "la bestia", el tren de un millón de toneladas que se convierte en el tercer protagonista de la cinta.

Aunque los hechos han sido un poco tergiversados (nadie murió en el incidente real) y otros exagerados (en realidad sólo habían 2 vagones con elementos tóxicos en lugar de 8), la historia tiene personajes carismáticos y una fotografía impresionante gracias al fanatismo de Scott por usar helicópteros para casi todas las escenas de acción. Sin ser una obra maestra, es una película entretiene y a mi me mantuvo en suspenso durante las escenas finales.

Aunque su papel es más bien secundario la bella Rosario Dawson también aporta con el único rol femenino en un mundo laboral dominado por hombres, el fascinante mundo de los trenes. Recomendable para los que gustan de la acción sin artes marciales ni efectos generados por computadora, y del suspenso basado en buenos movimientos de cámara. A mi me gustó mucho.

Lobo.

martes, 8 de febrero de 2011

Black Swan (2010)


Creo que la primera vez que la vi era una pobre huérfana con ganas de vengar la muerte de su hermano pequeño; le pide a su inesperado salvador que la entrene en el difícil arte de la "limpieza" (asesina a sueldo) y sin quererlo termina salvando el alma del frio matón que la acoge. En una entrevista de la edición especial de Leon: The Professional Natalie Portman cuenta como sus padres no tuvieron tantos problemas con dejarla interpretar a la no-tan-inocente Mathilda porque ya desde pequeña ella tenía claro su futuro: quería ser actriz.

En Black Swan creo que ella alcanzó un nivel de madurez actoral que ya muchas jóvenes desearían, y es que el rango del personaje es inmenso: de niña mimada e inocente a diva obsesionada, pasando por la rebeldía y los miedos de una ballerina que sueña con ser grande entre las grandes.

Ese sueño la lleva a ganar el papel más deseado por todas las bailarinas de su compañía, la Princesa Cisne, y entre celos, presiones y obsesiones la perfeccionista Nina descubre que el camino a la fama es mucho más tortuoso de lo esperado. El thriller psicológico me recordó por un momento a Perfect Blue por su mezcla entre lo real, lo irreal y lo surreal, cuando no sabemos si lo que ve Nina está en su cabeza o en el oscuro mundo artístico que la rodea, y un poco de investigación en http://www.imdb.com/ nos dice que Aranofsky compró los derechos de esa película japonesa para poder copiar una escena en el baño. A mitad de la película todo el tema de las realidades distorsionadas queda resuelto y sólo hay que esperar a ver el desenlace que ya se ve reflejado en los espejos desde un principio.

Por supuesto la Portman no podría llevar todo el peso de la película sola y por eso está muy bien acompañada por una exquisita Mila Kunis y un muy maldito Vincent Cassel (no lo veía desde Eastern Promises); la madre de Nina es interpretada por una talentosa Barbara Hershey, a quien yo nunca había visto. Ahora me queda esperar la comedia Your Highness para reirme un rato con Natalie.

Black Swan no es una película para todos, pero sí es una película para los que gustan de sus cintas bien contadas, sin escenas desperdiciadas y con el metraje exacto para contar lo que se desea, sin pérdidas de tiempo en desarrollos superfluos. La disfruté mucho casi sin saber de que se trataba, y esas sorpresas son siempre bienvenidas.

Lobo.

sábado, 5 de febrero de 2011

Skyline (2010)

¿A quién no le gustan las películas de invasiones extraterrestres? A mi me encantan; es divertido ver a la poderosa raza humana siendo subyugada por entidades más poderosas. Irónicamente Skyline es la primera de una invasión de películas con el mismo tema (se vienen por lo menos 7 cintas más con premisas similares durante el 2011 y 2012).

El principal problema con estas historias es que por lo general se van por caminos ya recorridos, con un personaje heróico, un futuro más que incierto para los humanos y un enemigo impresionantemente poderoso. Skyline no es la excepción, con la única diferencia que el héroe no es un militar condecorado ni un musculoso hombre de acción, sino un humilde neoyorkino de visita en Los Angeles que intenta sobrevivir al sorpresivo ataque alienígena.

La película de "bajo presupuesto" (10 millones de dólares) no cuenta con famosos en el reparto, excepto por el simpático Turk, de la serie Scrubs; los directores son dos hermanos expertos en efectos especiales y esa es en realidad la gran maravilla de esta película, con extraterrestres muy interesantes en su diseño y unas gráficas dignas de las películas de mayor presupuesto.

Aunque la trama no es novedosa y los actores se mueven entre la mediocridad y lo justo y necesario, la película entretiene porque tiene un excelente ritmo, con una muerte, explosión o alien en la pantalla a cada momento. Hay mucha acción, un poco de sangre y hasta algunas muertes bastante gráficas. El final es tal vez un poco más inusual de lo que quisiéramos, pero así es la ciencia ficción, totalmente impredecible.

Lobo.