Dicen que la risa es universal. Que cualquiera puede tener un poco de sentido del humor y simplemente reirse un rato. Incluso en los peores momentos. Incluso en un funeral.
Esta comedia negra es una de esas cintas que nos hacen reir aunque no queramos, porque después de todo ¿quién quiere reirse en un funeral? Pero cuando se tiene una familia tan disfuncional, unos parientes tan especiales, un difunto con una doble vida y un frasco con píldoras alucinógenas, es imposible no predecir los desastroso que será el entierro de este patriarca.
Para los que han visto antes el cine de comedia negra británica, esta película no presentará desafíos ni sorpresas; para los primerizos será una experiencia... especial. Y es que se necesita conocer tal vez un poco del estilo de vida de esta gente, o por lo menos tener una idea de los valores morales y culturales que una familia bien acomodada idolatra para poder reirse a pleno con las situaciones originales y a veces disparatadas de este peculiar servicio fúnebre.
He tenido que leer y revisar muy bien los créditos para estar seguro: esta cinta fue dirigida por Frank Oz, mejor conocido por todos como la voz de Yoda (Star Wars), quien ha realizado otras películas antes pero no exactamente de este estilo. Además ha sido la voz de casi todo el elenco de títeres y personajes a lo largo de la historia de los Muppets. El tipo tiene talento de sobra.
Recomiendo la película para quienes entiendan este tipo de comedia negra, fria, sin bromas de adolescentes ni referencias sexuales como las típicas comedias norteamericanas (aunque acá sí hay chistes sexuales, pero de otra índole); no es una cinta para todos, pero el que la sepa descubrir va a gozar de un funeral en verdad inolvidable.
Lobo.
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