jueves, 14 de agosto de 2008

The Maltese Falcon (1941)


El Halcón Maltés es una joya. ¡En serio! Es una estatuilla de oro con la forma de un halcón. Por supuesto, la mejor forma de describirla es simplemente invitando a todos a ver la película, considerada por los expertos una de las cintas más grandes en la historia del cine. Y con justa razón.

No sólo está protagonizada por actores de verdadero talento, es además la opera prima del señor John Huston, maestro desde el principio, sino que además contiene diálogo tan bien escrito en una historia que es tan original que es imposible no disfrutarla sin querer perderse cada segundo.

Ese debe ser uno de las principales atributos de la cinta: cada escena vale, aporta algo; no se desperdició metraje en chistes de relleno ni en escenas románticas para satisfacer a las dueñas de casa que fueran al cine; muy por el contrario, cada línea de diálogo está tan hábilmente acuñada dentro de escenas tan cuidadas que todo se aprovecha, desde los gestos al encender un cigarrillo, hasta la forma en que las sombras caen sobre el piso de la oficina.

Podría escribir demasiado sobre esta cinta y arruinar la sorpresa del final, así es que mejor me quedo callado y les dejo a todos la invitación a verla. Después de todo, es una joya, ¿verdad?

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