miércoles, 13 de agosto de 2008

Machuca (2004)

A pesar de que nací en Chile no soy muy adicto al Cine chileno (irónicamente, esa página en Wikipedia no contiene una entrada para esta película). De hecho, tengo Machuca en casa hace unos 3 años, pero jamás le había prestado atención, hasta el dia de ayer, cuando mi profesor de Sociología y Educación nos pidió que la viéramos para analizar ciertos aspectos sobre la educación en Chile.

Nuestro cine local goza de muy mala fama, incluso entre los chilenos, a veces por su mal gusto, a veces por caer con demasiada facilidad en la crudeza sexual (cuesta encontrar cine chileno que no use mujeres con poca ropa) y tal vez por eso la mayoría de nosotros preferimos dejar de lado las producciones locales.

Sin embargo, Machuca es una de esas pocas películas que logró sorprenderme, por varias razones. Lo primero y más obvio es que se trata de una verdadera súper-producción, comparada con las cintas que normalmente salen de esta nación. El diseño de producción es bastante elevado, con gran atención dedicada a las cosas más necesarias (autos, música, ropa y peinados de la época) y a los detalles más pequeños que por lo general se pasan por alto (afiches, graffitti, vocabulario). Es necesario aplaudir a los realizadores de Machuca por un producto que es un verdadero logro visual, un deleite a los ojos.

Por supuesto, no es lo único que se debe aplaudir.

La historia de Chile está marcada por muchos eventos que nosotros conocemos muy bien (o creemos conocer muy bien) y que damos por sentado como "momentos históricos"; sin embargo, basta con preguntarle a algún extranjero sobre Chile y la gran mayoría dirá, sin pensarlo dos veces, que el único evento histórico que conocen sobre nuestro país es el golpe de estado del '73 que derrocó a Salvador Allende y la ascención del General Augusto Pinochet al poder. Lamentablemente es el mayor referente que los extranjeros poseen sobre nuestro Chile, y lo sé porque lo he corroborado en persona.

Machuca sucede precisamente en esa época crucial de la historia chilena, cuando el partido político en el poder era la Unidad Popular y la crisis económica tenía al pueblo extremadamente dividido. De esta división salen dos niños, de mundos y realidades diferentes, que se ven reunidos para formar parte de un experimento social: tomar a jóvenes de barrios pobres e insertarlos en un colegio privado destinado a la élite de la sociedad. El experimento fue real y muchos lograron sacar el máximo provecho a la experiencia, pero la película sucede durante los meses previos al golpe de Estado, lo que puso fin al gobierno de Allende y a los experimentos educativos de la época.

Nuestros niños en cuestión son Gonzalo Infante y Pedro Machuca, ambos interpretados por un par de niños sin experiencia en actuación, Matías Quer y Ariel Mateluna respectivamente. El director (Andrés Wood) merece un aplauso extra por haber logrado las actuaciones de estos chicos que se lucen en pantalla y roban cada escena donde aparecen. El resto de los personajes son igualmente interesantes, aunque algo uni-dimensionales: la madre socialitè, el padre progresista, la amiga rebelde, el fanático político, etcétera. Todos ellos aportan y son necesarios a la historia, pero sólo para dejar que los personajes centrales se den cuenta de lo triste y miserable de sus situaciones: uno tiene todos los recursos económicos que desea pero carece de amor familiar, el otro apenas tiene ropas para vestir, pero forma parte de un círculo de seres queridos que alimentan su espíritu. El uno le permitirá al otro adentrarse en un mundo que les era totalmente ajeno y así apreciará lo que en verdad les falta, aquello que no les permite alcanzar la felicidad.

Recomiendo esta cinta a los que no tengan miedo a ver cine chileno y especialmente a los que no tengan prejuicios políticos, ya que la historia plasmada en la cinta tiende a polarizar a los más extremos; es cierto que no es un documental y lo que se ve puede no haber sucedido exactamente de esa forma, pero creo que el trasfondo político en esta o cualquier otra cinta debe ser visto sólo como eso: un telón de fondo. En el caso de Machuca, no es la política lo que nos debería llamar la atención, sino la lección social que trata de impartir, sobre como las personas capaces de mirar al mundo con ojos de niño y alma inocente son capaces de ignorar las diferencias que los dividen para ver más allá de las apariencias, para ver lo que hay dentro de cada uno.

Lobo.

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