En una época de re-makes y re-plagios no fue novedad enterarse de que el clásico de los 80's cobraría nueva vida. Cuando recién fue anunciada se llamaba Kung-Fu Kid, y creo que deberían haber mantenido ese título para separarla de las películas originales y porque Dre, el protagonista, aprende kung-fu en lugar de karate a cargo de su instructor, el señor Han. Aparte de algunos de estos errores respecto a los estilos de artes marciales la película resultó ser bastante entretenida.
Las referencias culturales modernas seguramente le pasarán la cuenta también en 30 años más, tal como ahora las cintas originales nos parecen tan "retro" con su música de los años ochenta, pero la química en la relación alumno-profesor es eterna, y ahí es donde está el gran logro de esta nueva versión: supo modernizar la historia sin sacrificar los elementos que hicieron triunfar a las originales.
Tanto el elenco como las actuaciones son notables, y aunque quedan varios cabos sueltos (como el niño vecino que sólo aparece al principio de la película) pude disfrutarla sin pausa, viendo como la película entera se sostiene con sólo dos peleas y un torneo final, dedicando todo el resto a nutrir la relación del joven Dre con su instructor y con una joven china que le ayuda a comprender el significado del honor y la responsabilidad en Asia, sin dejar de lado el cambio de actitud que tiene el protagonista con su madre.
Por supuesto no voy a echarle a perder el final a quien no la haya visto, sólo les diré que la vean con una mente abierta: no es la película original, pero sí es un digno tributo que rinde homenaje a una época y a una de las relaciones más memorables de la historia del cine moderno, la del Señor Miyagi y Daniel-san.
Lobo.
Las referencias culturales modernas seguramente le pasarán la cuenta también en 30 años más, tal como ahora las cintas originales nos parecen tan "retro" con su música de los años ochenta, pero la química en la relación alumno-profesor es eterna, y ahí es donde está el gran logro de esta nueva versión: supo modernizar la historia sin sacrificar los elementos que hicieron triunfar a las originales.
Tanto el elenco como las actuaciones son notables, y aunque quedan varios cabos sueltos (como el niño vecino que sólo aparece al principio de la película) pude disfrutarla sin pausa, viendo como la película entera se sostiene con sólo dos peleas y un torneo final, dedicando todo el resto a nutrir la relación del joven Dre con su instructor y con una joven china que le ayuda a comprender el significado del honor y la responsabilidad en Asia, sin dejar de lado el cambio de actitud que tiene el protagonista con su madre.
Por supuesto no voy a echarle a perder el final a quien no la haya visto, sólo les diré que la vean con una mente abierta: no es la película original, pero sí es un digno tributo que rinde homenaje a una época y a una de las relaciones más memorables de la historia del cine moderno, la del Señor Miyagi y Daniel-san.
Lobo.
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