Toda la película fue hecha con pequeños títeres usando la técnica de "animación cuadro a cuadro", un proceso lento que requiere mucha dedicación, y aunque Wes Anderson no pasó mucho tiempo en persona dirigiendo, el esfuerzo de todos los artistas que trabajaron en ella se ve reflejado en cada pequeño detalle del decorado, la ropa o el movimiento de las hojas de los árboles.
El elenco es perfecto, la historia es surreal (basada en un libro de Roald Dahl) y la música también es encantadora. ¿La historia? Un zorro decide volver a sus andanzas como ladrón de granja y sin pensarlo ve a toda su familia y comunidad animal involucrada en una serie de incidentes que les cambiará la vida.
Simplemente hay que verla para disfrutar de esta joya; sólo espero que con el tiempo más y más personas aprendan a apreciar esta variante del arte de la animación y que esta no sea la última gran película que rescate la maravillosa técnica de la animación cuadro a cuadro.
Lobo.
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